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Cada persona tiene diferentes gustos y necesidades, sin embargo hay que entender la regla de oro para curar todo tipo de enfermedades “la salud nace en un cuerpo alcalino y la enfermedad se forma en un cuerpo ácido”.
Para distinguir un alimento ácido de uno alcalino lo primero que hay que tener presente es su composición de minerales: los alcalinos son ricos en calcio, magnesio, potasio, manganeso, sodio y zinc presentes en frutas, vegetales, granos y cereales. Los ácidos son ricos en fósforo, azufre, hierro, yodo y cloro presentes en las carnes animales y gaseosas.
Cuando hablamos de PH ácido no estamos haciendo referencia al sabor ácido percibido por las papilas gustativas de la lengua sino a la reacción química de un alimento cuando entra en contacto con los jugos gástricos como el caso del limón, que tiene sabor ácido pero un poderoso efecto alcalinizante en el cuerpo.
Cuando estamos ácidos significa que a nuestro cuerpo le faltan minerales alcalinos. Un PH ácido hace que el oxígeno se evapore y la falta de oxígeno genera oxidación celular y radicales libres que se refleja como un proceso inflamatorio como es el caso de la colitis, bronquitis, gastritis, rinitis, amigdalitis etcétera.
Tenga en cuenta que la dieta es un factor importante en la nutrición pero no es el único porque por muy sana que sea su comida si al digerirse no se absorben los nutrientes adecuadamente, las células no podrán nutrirse y no habrá suficiente reparación de tejidos, por tal motivo la desintoxicación es el primer paso para obtener una buena nutrición celular.
Nuestros huesos empiezan a descalcificarse cada vez que nuestro cuerpo intenta neutralizar su PH ácido, creando así una deficiencia de calcio que conlleva a padecer enfermedades crónicas degenerativas como osteoporosis, cáncer, hipertensión, arritmias, etcétera.
Al igual que el calcio de los huesos, el magnesio de los músculos también es utilizado para neutralizar el ácido. La deficiencia de magnesio produce espasmos musculares, calambres, fibromialgia, dolores de cabeza, irritabilidad, ansiedad e insomnio ya que se le considera el mineral de la relajación.
El peor evento donde podemos ver un PH ácido es cuando la sangre que circula por las arterias se encuentra ácida y como consecuencia la pared de las arterias se inflama, puede llegar a perforarse, pero nuestro cuerpo evita ese desastre pegando colesterol y calcio a la pared formando así una placa dura que impide que la arteria sea flexible y se dilate por lo tanto el flujo de sangre se dificulta al pasar, elevando así la presión arterial y creando la arterioesclerosis.
Cuando el colon está muy ácido proveniente de la descomposición de las carnes animales la flora intestinal que son las bacterias buenas que allí habitan se empiezan a debilitar y a morir, permitiendo el crecimiento de bacterias malas como el Escherichia Coli que pueden llegar a irritar y a ulcerar las mucosas del intestino, alterando toda la ecología intestinal e invadiendo el sistema urinario.
Para equilibrar el PH de la sangre y de todos los tejidos del cuerpo es necesario consumir una dieta que contenga alimentos alcalinos en un 80% y ácidos en un 20%. Los alimentos alcalinos en su mayoría deberán ser crudos, ya que de esta forma conservarían todos los nutrientes vivos tales como enzimas, vitaminas, minerales, aminoácidos, antioxidantes, fibra, fito-químicos.
Un alimento ácido no necesariamente es perjudicial para la salud siempre y cuando se vigile el equilibrio global de la dieta ya que la mayoría de los alimentos naturales contienen en su composición minerales ácidos y minerales alcalinos los cuales son los que determinan el equilibrio de ese PH que estamos buscando.
Los alimentos más alcalinos del planeta Tierra son las frutas y los vegetales.
Los alimentos más acidificantes son las proteínas animales, harinas refinadas y gaseosas.